Cómo afrontar las correcciones de clientes y sobrevivir en el intento

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Post de: Román García, docente de Ilustra Botánica e Ilustra Infografía

Estas últimas semanas he estado trabajando en un nuevo proyecto sobre un tema del que no tengo mucha experiencia previa: navíos de guerra del siglo XVIII. Después de mucho trabajo de investigación y de preparación de la primera entrega para revisar, descubrí horrorizado que el feedback del experto consistía en 5 archivos pdf con las correcciones organizadas por zonas del navío, “para que no me asustara demasiado”.

Seguro que te suena la sensación de la que os estoy hablando. Nuestra primera reacción a las correcciones nunca es positiva. O bien sentimos en el fondo que las correcciones no tienen sentido, que no hemos hecho un buen trabajo, o simplemente queremos evitar tener que hacer trabajo extra. Pero la experiencia de estos años me ha enseñado que las correcciones son imprescindibles para que nuestro trabajo sea de calidad y siempre hay que recibirlas con los brazos abiertos.

La diferencia más grande entre un proyecto personal y un proyecto para un cliente es precisamente la posibilidad de recibir un feedback de nuestro trabajo. Ya no estamos solos tomando decisiones. El cliente hará sus aportaciones. De hecho, cuando un cliente no me responde con correcciones, aunque sean unas pocas, me lleva a pensar que en realidad no ha revisado el trabajo y me queda la duda de si algo se me habrá escapado.

Con independencia de si conocemos previamente el tema de nuestra ilustración, una segunda mirada a nuestro trabajo siempre es necesaria. Pasamos muchas horas delante del trabajo y de manera inconsciente podemos pasar por alto algún error simplemente por verlo tanto tiempo frente a nosotros. Además, una nueva mirada sobre el proyecto puede ofrecer nuevas soluciones a problemas que no hemos sido capaces de resolver adecuadamente. No importa si quién corrige nuestro trabajo es un editor o un experto en la materia. Los cambios siempre servirán para mejorar nuestro trabajo. La clave es afrontar las correcciones de una forma positiva y cuidarnos de realizar trabajo en vano cuidando nuestra metodología de trabajo. La clave es evitar el trabajo destructivo y poder aislar los elementos de manera que se puedan conservar aquellos que no necesitan corrección. Ayuda mucho el poder establecer una serie de revisiones a lo largo de la producción para ir confirmando el avance del proyecto con nuestro cliente. Sea cual sea la técnica con la que trabajamos, es importante identificar en qué punto del proceso ya no hay vuelta atrás, de manera que si seguimos avanzando con un error en la ilustración, terminaremos necesitando empezar de nuevo. Por ejemplo, yo necesito una revisión de los bocetos de botánica antes de empezar a entintar. Puedo cambiar fácilmente cualquier cosa en el boceto, pero la tinta es mucho más complicada de corregir y, si surge un cambio durante el entintado, normalmente es necesario desechar la lámina empezar de nuevo. Por esto, es importante establecer una comunicación fluida con el cliente, para que conozca nuestra forma de trabajar, cuando conviene hacer las correcciones, cuando necesitamos la aprobación de una fase para empezar la siguiente y, a grandes rasgos, cómo vamos a elaborar la ilustración y cómo puede ayudarnos de la forma más eficaz.

Cuando quien debe corregir nuestro trabajo es un experto, hay que tener especial cuidado con este proceso de comunicación. Normalmente conocen la materia con tanta profundidad que serán capaces de ver hasta los errores más inapreciables para nosotros, pero en contrapartida, suelen desconocer el proceso que conlleva crear las ilustraciones y cómo ayudarnos en el proceso. Esto lleva a dos comportamientos. O bien les da apuro aportar las correcciones, por pensar que son difíciles de implementar, o bien nos ofrecen correcciones en momentos en los que ya no se pueden solucionar sin desechar todo el trabajo. No se trata de darles un curso de ilustración científica, pero sí que ayuda mostrarles a grandes rasgos cuál es nuestra metodología y cuándo es conveniente que aporten sus revisiones. También es importante hacerles entender qué información adicional necesitamos para hacer las correcciones. Un simple “esto está mal”, no nos sirve. Necesitaremos material adicional de referencia o al menos una explicación de por qué la ilustración es incorrecta. Es importante reconocer que los expertos siempre tienen razón en lo que concierne al contenido de la ilustración. Sin embargo puede que no siempre tengan criterio para resolver los aspectos visuales del proyecto. En ese caso en importante argumentar nuestras decisiones y dejar clara nuestra intención para juzgar mejor las correcciones. No es común, pero si nuestras propias observaciones se contradicen con las afirmaciones del experto, no hay ningún problema en compartir esa discrepancia. En el proyecto Flora Iberica, a veces las dimensiones que yo observo en las muestras no se correspondían con las mediciones de las descripciones. Entonces se revisaban esos casos para comprobar si era necesario modificar las descripciones o si era necesario aportar material de referencia más representativo.

En este sentido, el 90% de las correcciones tienen como origen una mala documentación previa del proyecto. Esto conlleva una mala interpretación de las referencias o directamente la falta de información necesaria para resolver un determinado detalle de la ilustración. Además de la documentación que pueda aportar el cliente, es nuestra obligación hacer nuestra propia búsqueda de referencias y si es posible solicitar toda la información adicional que el experto involucrado en el proyecto pueda ofrecer. Debemos pensar que la información necesaria para ilustrar un sujeto puede ser muy diferente de la necesaria para escribir una descripción o hacer un análisis morfométrico por ejemplo. Este proceso de documentación es algo que va evolucionando con el proyecto y, aunque tratemos de elaborar un dossier lo más completo posible antes de empezar el trabajo, a medida que avanza la producción van surgiendo dudas que hay que resolver, mejor con la ayuda del experto.

Así que recordando la importancia de las correcciones, voy a seguir revisando los detalles del navío de mi proyecto y añadir las cocinas que pasé por alto en la primera versión. Algo tendrían que comer los marineros, ¿verdad?